4 de diciembre de 2015

Día 143

Hoy me desperté, fui a clases, llevé el mate y tomé, pero sola. Saludé a todos los que pude, antes me daba vergüenza entrar saludando como pancho por su casa; y me senté al lado de uno de mis favoritos. A Jhony le conté mis historias cotidianas en tono gracioso y nos reímos,  yo tomaba mates,  él de vez en cuando me decía “Ay Julieta, tú y tus historias¨, y nos reímos, un montón.  Tres o cuatro veces le conté a alguien que pasaba, que era lo que estaba tomando y, con orgullo, mostré mi mate con la Argentina labrada en alpaca.

Trece años y medio atrás, Martina tenía un año y medio y yo la levanté y le puse Chiquititas y la hice bailar en el living de mi casa, le robé la cámara analógica a mi mamá y nos saque como diez fotos. Es mi primer sobrina, hoy hablamos por whatsapp, para felicitarla por sus quince y contarme que había actuado en una obra de teatro. Hoy mi angelito cumple años también, quien sabe en qué parte del universo le están cantando el feliz cumpleaños, puedo ver como se le hacen dos oyitos en los cachetes de tanto sonreír.

Hace 143 días me quede dormida en el aeropuerto, una señora cordobesa que viajaba con su marido como sorpresa a México por sus 50 años y que había compartido el taxi de Aeroparque a Ezeiza conmigo, me despertó, así de rápido y sin pausa, nunca le pregunte el nombre, también gracias a ella llegue a México.

Hoy baile con Raúl, es mi pareja de baile. La profesora me llama “Argentina”, la clase se despelota, veintiocho personas van por su lado, yo a veces llego cansada, un poco volada, pero siempre llevo los zapatos y Raúl, la sonrisa. Bailamos, un montón.

Hace siete años caminaba por el verde de Ciudad Universitaria cerrando mi primer año, hoy, salí de casa y una mujer que venía corriendo me chocó, me caí al piso, a la cuadra siguiente un hombre rompió un record al decirme la cosa más desagradable que se le puede ocurrir a alguien y a la siguiente, me subí a uno de esos colectivos que te zamarrean, llegué cinco minutos tarde y entre corriendo en silencio al ensayo con las lágrimas en los ojos del cansancio, llegó producción, Mike me dijo sonriente “Qué bueno que te tengo”, y me abrazó, súper fuerte.

Hoy le pregunté a un amigo,“¿Crees que voy a llegar lejos?”. Dijo que sí. Entonces, no entiendo.

En la pared una foto de mis hermanos, me traje guardada la carta del gringo y una foto de la Villa Barranca Yaco,  en la mesa el paquete vacío de yerba mate, así es cuando el amor se termina. Una lágrima cae sobre el cumulo de hojas de mi dramaturgización,  a veces tengo miedo de ser mi Hedda Gabler,  no me quitte pas, tengo todo para dar. Cuando le conte a José que hice bombones, para animarme, me dijo "Quien quisiera encontrar una chica como tú, no sabría que hacer con tanta cosa hermosa" le respondí "en mexicano suena melodramático" luego, las hojas se secaron, y nos reímos. Así son los amigos.

Las calles de Puebla van de dos en dos,  del oriente a la poniente, del norte hacia el sur, camino por Los Sapos, a veces estar lejos duele, los viejos son mi fuerte, viene navidad, quiero que abracen a mi mamá. La balanza pesa en objetivos cumplidos, andando ya se está haciendo el camino, y el corazón, punto.  


Si me ven caminando super rápido, sólo detenganme un ratito, que ando queriendo hacerme la distraída, si me cruzo de brazos, que me recuerden,  que se cruzan más lindo en un abrazo  y si me siento, corranme la silla por favor, bailando se quitan las penas mejor. Un empujoncito, y que allá voy. 

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