12 de junio de 2014

IR

Un día soñé mucho (como de costumbre)
y me sentí sola (pero rodeada de gente)
descubrí que mi mundo estaba en mis manos
me asusté mucho
y me mande a andar en bici sin rueditas sin haber practicado,
como me paso a los 7, cuando mi papa me dio el aventón y
de repente la rodilla me sangraba 
mientras él me sostenía en los brazos.
Es que el confió en que yo podía,
pero me caí
como a los 16, cuando me caí
y la enfermera me dijo que a partir de ahí iba a amar el mundo.
Y nunca más hable de él
hasta ahora. 
Entonces, otro día volví a soñar mucho
y me quise sola
disfrutando el mundo que era mi mundo y estaba en mis manos
y me lo quise adueñar
me esforcé mucho
descubrí que había un montón de gente empujando mi impulso
y un extraño confiando en mi fuerza.
Entonces agradecí.
La única que esperaba algo de mí, no era más que yo.
Dándome el cumplido, me fui.

Lo más leído en la última semana